
La guerra sónica atronó ante el “Joan Boscà” este 16 de abril. En horario no lectivo, Profesores por el Bilingüismo organizó ante este emblemático instituto de educación secundaria una manifestación para reclamar el fin del adoctrinamiento nacionalista sobre las mentes adolescentes.
La reacción fue inmediata. Apenas 24 horas tras legalizar el acto ante la Consejería de Interior, tres CDRs (Les Corts, Ensanche y Pueblo Nuevo) y la agrupación CUP del distrito barcelonés de Les Corts llamaron a rebato en las redes sociales: “Hannibal ad portas! Atac a l’Escola Catalana!”
No era para menos. En efecto, el sistema escolar nacionalista catalán es la más poderosa máquina de estratificación social del etnonacionalismo catalán; es también el principal instrumento para “fer país” del Pujolismo; y una táctica ventajista para asegurarse una vida funcionarial, eliminando competencia laboral, de decenas de miles de tahúres. Por ello, reclamar una educación científica, pluralista y que cultive el espíritu crítico heredero de la Ilustración y la Revolución Francesa, supone un torpedo hacia la línea de flotación del régimen catalán.
Legalizada o no, la “contramanifa” se avanzó en casi una hora a la convocatoria original, con el propósito “cupero”, tantas veces sufrido, de “okupar” el lugar del acto para impedir las libertades de expresión y reunión de los demás. Quienes iban llegando para reclamar una escuela inclusiva y democrática se ensordecían con cientos de gargantas aullando: “Fora feixistes de les nostres aules!”; el muy territorial y significativo “El Boscà sempre serà nostre!”; o “Vosaltres feixistes, sou els terroristes!” (sic).
Algunos fotografiaban a los “colonos” mientras proferían “me he quedado con tu cara, feixista”. Empero, en un operativo digno de encomio, la policía autonómica recuperó y protegió el espacio legalizado por los convocantes ilustrados, que así pudieron iniciar su acto.
Primero, cual trompetas sacerdotales ante la Jericó de los meritorios de Arran y SEPC, los más acomodados CUP y CDR, y muchos menores de edad llevados con el “si us plau per força” de la sanción social, estalló la guerra sónica: frente al cántico desafinado, a apenas dos metros de distancia, de “Segadors, bon cop de falç!” y demás consignas e insultos, seis persistentes cañonazos del mayor éxito de los “Pink Floyd” abrieron brecha en el “Wall” nacionalista, desmoronándolo psicológicamente. Salvo a unos pocos a quienes va la vida en ello, “Hey, teacher, leave them kids alone!” rindió -al baile y a cierta reflexión- al más pintado.
Llegó el momento para la segunda fase: ante la bandera de la futura comunidad autónoma de Tabarnia, enarbolada por un docente, uno de sus colegas dio lectura al manifiesto (publicado por elCatalán.es), aunque interrumpido por un sinfín de abucheos estilo berrinche.
Sin embargo, la nada democrática negativa a que se pronuncien siquiera los argumentos del oponente dio pie a un amoroso y asertivo acto profesoral, con explicación detallada e insistente de cada concepto o dato clave o abucheado, asegurando así que los púberes se enterasen bien de todo y haciendo las delicias de los manifestantes ilustrados ante tan inusitado magisterio. También hubo referencias al director del hoy controvertido centro escolar y, a la manera de “Espartaco” de Stanley Kubrick, un emocionante “yo soy Oya”, profesor represaliado por denunciar el adoctrinamiento.
Los de Arran, Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans (SEPC, abiertamente promocionado en el IES Joan Boscà), CUP y CDR, no sólo expresaron su desprecio por la libertad de cátedra y la libre expresión de disentimiento hacia la actuación de las instituciones (en este caso, el Departament d’Ensenyament representado por el director del centro, Ignacio García de la Barrera). También arremetieron contra la totalidad de la prensa “española” (“Prensa espanyola, manipuladora”) que cubría la protesta. Decididamente, no les gustan nada las libertades de los demás.

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