Liga de Emergentes
En Hospitalet de Llobregat y Reus, IZP (Izquierda en Positivo) y dCIDE jugaron en “primera división”, es decir, con las ventajas comunicativas, económicas y reputacionales de los partidos “establecidos” o “instalados”, al postular como alcaldables a personas que ya eran concejales, aunque electos en 2015 con otras denominaciones.
Sin dichas ventajas han estado las candidaturas sin ningún edil, lo que podemos llamar la “liga de los descamisados” o, más fino, “emergentes”. En este sentido, observamos otros ocho municipios con candidaturas de izquierdas unitaristas, tabulados en el Cuadro 2. UNIDOS SI se hacen con el “oro” y el “bronce” de la clasificación: la lista de Salt, encabezada por Mohamed Ouassar, español nacido en Marruecos, obtiene el mayor porcentaje; y la de Blanes, con Elena Díaz Almela, el tercer mejor puesto, recayendo en un también muy honroso segundo lugar la candidatura de IZP en Esplugas, con alcaldable oriundo de Ecuador.
Cuadro 2. Resultados electorales de candidaturas sin concejales, 26M.
Fuente: https://resultados.elpais.com/elecciones/2019/municipales/
Las cinco candidaturas a la zaga también son de IZP, presentes en El Prat, Vendrell y Calafell. Con todo, especialmente doloroso para el nuevo partido ha sido el varapalo recibido en Cornellà, donde llevaba a la cabeza al veterano ex dirigente de UPyD, e impulsor de IZP, Miguel del Amo. También deberán digerir con calma la no proclamación por la Junta Electoral de su candidatura en Sils, pese a haber sido publicitada con mimo por “El Catalán”, digital que durante casi un año llegó a parecer el “órgano de propaganda” del partido.
Así las cosas, ¿en el país de los ciegos, el tuerto es el rey, dirá alguno con perspicacia? No le faltará razón.
El caso de Blanes
Que una candidatura modesta se presente a unas elecciones locales vale la pena desde muchas perspectivas. En lugares como Blanes o Salt, respectivamente, 800 o incluso 440 votos bastan para lograr representación institucional, muchísimo más asequible, por tanto, que en una ciudad mediana o grande (recordemos los 38.000 requeridos en Barcelona ciudad). En todo caso, con esta esperanza o sin ella, una formación nueva debe procurar sacar cabeza ante el electorado, dar a conocer sus propuestas y candidatos, de izquierda patriótica, tan distintos a los de otras formaciones. Asimismo, ofrece a la ciudadanía con estas preferencias una alternativa con la que castigar a quien le ha fallado.
Es una pena no haber podido frenar más la recuperación del PSC, que en Blanes pasa de un 17,5% de los votos en 2015 a un 20,3% ahora. Sin embargo, sin candidatura de centro-izquierda patriótico, hubiera sido aun peor. De hecho, los 78 votos que nos ha confiado un 0,5 % de los blandenses pueden bien incluir los 20 sufragios que han faltado a los de Iceta para volver a ser los más votados, pasando ahora al segundo puesto. Si hubiera tenido una mayoría simple de votos, hubiera podido revalidar su investidura como alcalde; sin ella, dependía de un pacto con otras fuerzas para alcanzar mayoría absoluta de concejales. Así pues, a causa de ello, más su extraña incapacidad para un acuerdo amplio, ha perdido la alcaldía.
Por una vez, el PSC ha pagado la traición a su electorado: apoyar el «Procés» durante 4 años, colgando y reponiendo, con contumacia, en la fachada del Ayuntamiento pancartas a favor de los golpistas nacionalistas presos o prófugos, que ciudadanos anónimos retiraban con frecuencia, y permitiendo que ERC, JxC y CUP camparan a sus anchas, hicieran lo que les viniese en gana, inclusive el golpear e intimidar a quienes piensan diferente, no puede salir gratis.
Estos comicios, por lo demás, han sido un terremoto en la futura capital de Tabarnia Norte. Desaparecen del consistorio tres partidos, sin que se incorpore ninguno nuevo: una formación localista y CUP pierden dos ediles cada uno, y el PP se queda sin el único que conservaba. Incluso JxC pierde uno. Por su parte, el emergente Vox se lleva un chasco, al no llegar ni a un 2% de votos pese a prometérselas muy felices por su tirón de las Generales.
La batalla de Barcelona
Por peso cultural, demográfico, económico, sentimental y simbólico, y por visibilidad, la ciudad de Barcelona debe pelearse. Ahora bien, precisamente por todo ello, el grado de dificultad aumenta casi exponencialmente en comparación con plazas pequeñas y medianas. IZP decidió evitar el lance; dCIDE y UNIDOS SI, arrostrarlo, compitiendo entre 24 candidaturas.