El uso partidista de las lenguas altera la convivencia en Cataluña
Desde la promulgación de los decretos de inmersión (1992), que instituyó el modelo monolingüe en la enseñanza obligatoria en Cataluña, se han sucedido las polémicas lingüísticas con mayor o menor intensidad. A partir de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Autonomía (2010) se han dictado diversas resoluciones judiciales que instan a la Generalitat a reconocer al castellano el carácter de lengua vehicular en la enseñanza en la proporción que ésta considere adecuada en el ejercicio de sus competencias exclusivas en la materia. Los subterfugios legales utilizados por la administración autonómica para evitar implementar estas sentencias condujeron al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) a establecer la cuota del 25 % de clases en castellano. Una resolución recurrida ante el Tribunal Supremo, que ha rechazado admitirla a trámite.